Yesid Baraceta enseñando a elaborar canecas |
La vida útil de una llanta es de un año y medio, en el mejor de los casos. En el país se comercializan unos 4.5 millones al año. Según el Ministerio del Medio Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, de cada 100 llantas cambiadas, 95 se tiran a basureros comunes y 5 se reutilizan. La fabricación de una llanta demanda medio barril de petróleo, además de cobre y plomo, entre otros componentes tóxicos. El aporte colombiano al problema de la contaminación con estos materiales es de 61 mil toneladas de llantas anualmente. Son material no biodegradable que requiere un tratamiento especial para reducir su impacto en el ambiente. Ya habrán visto el daño que producen al quemarlas. Al ser enterradas emiten gases efecto invernadero que llegan a las corrientes de agua y al aire, afectando a toda una sociedad. Las que son tiradas a cielo abierto se convierten en hogar para mosquitos productores de dengue, ratas y otros animales, sin sumarle los efectos en la contaminación visual.
Es probable que los carupanos desconocieran estos impactantes datos antes de ver a Yesid recogiendo llantas y puede que él tampoco estuviera enterado. Tan excepcional circunstancia le da más valor a su misión social. Darles un uso, fue algo que nació de la inventiva, de la preocupación que causa amar a un municipio y al recorrerlo encontrarlo sucio y maltratado.
Para obtener de una caneca se requiere una llanta de camioneta. De cualquier tamaño. Él prefiere las medianas. Se debe tener a la mano bisturí, puntillas, un metro de malla y tres maderos que sostendrán la obra final. Para decorarla, según el gusto, es necesario pintura y brochas. Primero se lava la llanta en desuso, se corta con el bisturí una tapa por la medianidad de una de las caras laterales, se retira y viene la parte difícil del proceso; entre cuatro personas, apoyándose con las rodillas, dan la vuelta al caucho, de tal manera que la parte exterior se convierta en el anverso, lo que origina que el neumático tome forma de olla. Surtido el complejo paso, se toma la medida de la malla que se requiere para ser el fondo de la caneca, se asegura con el trozo inicialmente cortado de un lateral de la llanta y se clava con puntillas para que sostenga con firmeza el peso de la basura. Teniendo la medida del radio de la caneca, en el suelo se perforan dos orificios donde se entierran los maderos que la sostendrán, se instala está a una altura media, se apuntilla contra los maderos, se decora con pintura y es puesta al servicio de la comunidad estudiantil. En la parte superior se atraviesa un trozo de tabla al que se le escribe un mensaje ecológico llamativo, invitando a los estudiantes a usarla y no tirar la basura en los corredores y zonas verdes. No es fácil pero la práctica lleva al mejoramiento de la técnica.
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