viernes, 15 de octubre de 2010

El personero de las llantas I


Yesid Baraceta Fandiño
En junio de 2010, la CAR tuvo noticias de tan juicioso colaborador, presente entre el público de una reunión de representantes estudiantiles de las provincias de Ubaté y Chiquinquirá, atento a conocer la Política Pública de Juventudes en la Línea de Educación Ambiental, socializada por la Corporación, con los jóvenes de su jurisdicción, para profundizar conocimientos, renovar el compromiso con el hábitat, hacerlos participes, socios y beneficiarios de la oferta institucional para el grupo poblacional. Asistía en calidad de personero de la Institución Educativa Departamental de su municipio, población ubicada a hora y media al norte de Bogotá, a 14 kilómetros de Ubaté. Llegado el momento de las intervenciones del auditorio, se levantó con firmeza, en el computador de los conferencistas instaló una USB, prosiguiendo a contar a sus pares y a los colaboradores de la CAR, como ha ennoblecido la función de personero estudiantil en un pontificado ambiental. Es alto, delgado, de pelo liso brusco, rostro alargado, lentes permanentes; un romántico soñador convencido de que todo imposible es probable de realizarse; habla con energía, gesticula con los brazos, se detiene, prosigue, cada silencio en su rítmico tono de voz representa el impulso para explicar logros o presentar una nueva idea que posee para implementar en el colegio, para integrar a las empresas a la gestión ambiental municipal, para proyectarse en la provincia de Ubaté, para ir más allá de lo poco que la vida parece destinarle con los golpes que le ha propiciado y las facilidades que le niega. Alimentado por la cautivante energía con que ofrece su visión del mundo, ha logrado triunfar en las batallas de la imaginación de la mano de unos cuantos creyentes que se multiplican en los últimos meses, tras el éxito alcanzando.


El proyecto insigne de su campaña fue la fabricación de canecas para la basura elaboradas con llantas de vehículos en desuso. —Yo veía que las llantas son un alto contaminante en los páramos. Parece que la forma que encuentran los dueños de carros de deshacerse de los neumáticos viejos, es tirarlos en sitios desolados. Recuerdo que donde mis abuelos, en el campo, habían materas y comederos para el ganado en el material de las llantas. Entonces me dije: Si sirven para hacer materas y comederos, deben servir también para hacer canecas— empezó contando. Ese fue el eje del discurso que lo llevó al más anhelado cargo de elección popular al que se puede acceder en la educación media. Prometió mejorar la imagen de los establecimientos, ubicando canecas en cada una de las sedes de la institución en el transcurso del año. Nada fácil, si se tiene en cuenta que son 18, repartidas en los 228 kilometros2 que mide el municipio.